Una catarata nubla el lente natural del ojo, lo que provoca distorsiones visuales significativas que pueden afectar la capacidad del paciente para ver con claridad. Eventualmente, será necesario quitar el cristalino natural y reemplazarlo con un lente intraocular artificial que proporciona una visión clara.
La recomendación es operar primero un ojo y al cabo de una semana intervenir el otro. El procedimiento generalmente consta de:
Preoperatorio:
Al llegar al centro de cirugía, se coloca una vía intravenosa en el brazo del paciente. Se colocan gotas en el ojo para adormecerlo y dilatar la pupila. Luego se conduce al paciente a la sala de operaciones, donde le limpian la piel alrededor del ojo y le cubren la cara con un paño de papel estéril muy ligero. Se le administra un medicamento por vía intravenosa. No se usa anestesia general.
Procedimiento:
Se coloca un pequeño instrumento para mantener abiertos los párpados y se coloca un microscopio quirúrgico sobre el ojo. El paciente observa una luz brillante y se le pedirá mantener la vista en una dirección determinada. Se utiliza una sonda ultrasónica de alta tecnología para disolver el cristalino opaco de la catarata, que luego se reemplaza con el nuevo cristalino artificial. La operación toma aproximadamente de 15 a 20 minutos. Luego el paciente es llevado a una sala de recuperación durante aproximadamente 20 minutos, después de lo cual se da el alta.