Coolsculpting es la última tecnología puntera para la eliminación de grasa sin cirugía, de forma local, ambulatoria y con reincorporación inmediata a la vida cotidiana normal. Se trata de una empresa americana pionera y descubridora de esta tecnología.
Existen varios factores que diferencian esta tecnología de las ya existentes: más de 12 años de experiencia, más de seis millones de tratamientos realizados en todo el mundo en este tiempo. Es la única aparatología para la eliminación de la grasa, que cuenta con más de 54 estudios científicos publicados en las revistas de máximo impacto. Además, es la única aparatología de este tipo, que cuenta con todos los registros sanitarios. Coolsculpting tiene todas las autorizaciones americanas de la FDA y certificaciones europeas, tanto para el aparato como para todos los aplicadores.
Tiene 10 cabezales distintos para aplicar en distintas zonas del cuerpo. Tiene unos aplicadores para cuello, para la zona inferior del brazo con un resultado espectacular. También tiene aplicadores para la zona del abdomen, para la zona de la espalda, de las cartucheras, las rodillas interiores, los muslos interiores, etc.
Se trata de un aparato que es igual que la lipoescultura, es decir, con el que no se baja de peso. Su función es esculpir el cuerpo igual que una lipoescultura. La diferencia es que no es necesario pasar por quirófano, ni llevar una faja durante un mes, y sin necesidad de anestesia general o local. Este tratamiento no solo no requiere anestesia, sino que además permite al paciente reincorporarse de manera inmediata a su puesto de trabajo.
Para evitar cualquier complicación y cualquier efecto secundario, los cabezales tienen formas distintas: redondos, curvos, etc. Esto quiere decir que son cabezales que van adaptados a cada zona, y realizan distintos tipos de succión. Con esto se ha conseguido que el punto de frío sea igual en toda la zona, y máximo en la zona central, que es la zona donde más se acumula la grasa que queremos destruir.
Lo más importante, es que el Coolsculpting cuenta con un sistema desarrollado por la fábrica con patente exclusiva, que se llama Control Freeze Detect. Se trata de un detector que se encuentra en los cabezales. Si por cualquier causa se altera la temperatura del proceso, que suele ser entre 35 y 45 minutos de aplicación, directamente la máquina se apaga y se desconecta automáticamente. La grasa tiene que estar sometida a una temperatura entre cuatro y seis grados. No puede bajar esa temperatura puesto que si baja la temperatura se produciría un efecto secundario no deseado. Por tanto, este dispositivo nos asegura que si la temperatura cambia la máquina se pare.
Además, si en el proceso de los 35-45 minutos el paciente se mueve y por cualquier causa se despega un poco el cabezal aplicado en la zona lo que va a ocasionar un cambio de temperatura en ese momento la máquina también se desconectaría. En estos casos habría que aplicar nuevamente el aparato y tenerlo el tiempo necesario para tenerlo a la temperatura adecuada.
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