Dormir poco puede incrementar un trastorno alimenticio que promueve la ganancia de peso, según la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN). Por otro lado, los ciclos hormonales de mujeres y hombres pueden influir de manera diferente en la ganancia de peso y el apetito.
Es posible desarrollar diabetes tipo 2 y obesidad como consecuencia de la falta de sueño, según aseguran numerosos estudios epidemiológicos. Según la SEEN, cuando dormimos pocas horas nuestro cuerpo produce el aumento de una hormona secretada por la mucosa gástrica que estimula la ingesta, denominada “ghrelina”. Por otro lado, también reduce la “leptina”, procedente del tejido adiposo y que produce un efecto saciante. Estos cambios hormonales, con el descontrol de subidas y bajadas, fomenta un estilo alimenticio que estimula la ganancia de peso.
La principal consecuencia de dormir pocas horas es la activación del sistema nervioso simpático y el desarrollo de un modelo de estrés. Esto puede acarrear una resistencia a la insulina y obesidad abdominal. Ambas situaciones pueden provocar que la persona padezca diabetes o hipertensión arterial.
Además, diferentes patologías del sueño como la apnea obstructiva, produce hipoxia tisular intermitente (disminución de oxígeno a un tejido). Esto provoca el aumento del peso corporal y la masa grasa, contribuyendo al deterioro metabólico. Como consecuencia, el paciente desarrollará somnolencia diurna, lo que le llevará a estar cansado y tener una vida sedentaria. Situación que también favorece al desarrollo de obesidad y diabetes.
Por otro lado, diferentes estudios también han comprobado que la falta de sueño contribuye a un aumento de la ingesta de carbohidratos. Controlarlo no es fácil, puesto que ya hemos hablado de la alteración de los factores biológicos. Lo que es indudable es que va a contribuir al riesgo de padecer resistencia insulínica, obesidad y diabetes.
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Bien es sabido que las mujeres y los hombres no presentan los mismos resultados en cuanto al funcionamiento de las hormonas en cada género.
En el caso de las mujeres, diferentes variaciones como el ciclo menstrual hace que se desarrollen situaciones más cambiantes que en los hombres. Los días previos o periodo previo a la menstruación, el estradiol y progesterona dan valores elevados. Esto produce en la mujer fértil un comportamiento alimenticio más impulsivo, con tendencia a aumentar de peso.
Por otro lado, la mujer también puede experimentar un aumento de peso en el periodo de lactancia, producido por el alto nivel de la hormona prolactina en sangre. De esta manera siente mayor apetito e incrementa la ingesta de comida.
Con la menopausia, la mujer también experimenta un aumento del peso corporal y de la masa grasa. Esto se debe a la influencia de la edad, que provoca la falta hormonal de estrógenos y progesterona.
Con respecto a los hombres, pueden darse casos de obesidad cuando aparece hipogonadismo masculino. Por otro lado, también se ha demostrado que la testosterona puede incrementar el peso corporal del hombre bajo una administración crónica.
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