Con motivo de la celebración del “Día Internacional de la Mujer”, el Colegio Oficial de Psicología de Santa Cruz de Tenerife ha puesto de manifiesto que las mujeres sufren un mayor deterioro en la salud mental debido al impacto de la pandemia.
Como consecuencia de las cargas derivadas de los roles de género (como los cuidados, el apoyo emocional…) y del entorno laboral, varios estudios científicos han determinado que las mujeres sufren un mayor deterioro de su salud mental dentro del contexto de la pandemia. El resultado es un mayor nivel de estrés junto a trastornos de ansiedad y depresión.
En este sentido, la Covid-19 ha desvelado “desigualdades enquistadas” en nuestra sociedad que no eran tan evidentes. Esto demuestra que en la sociedad existe una gran dependencia a las mujeres. Tanto en el ámbito del hogar (los trabajos o cuidados no remunerados recaen mayoritariamente en las mujeres). Como en los servicios esenciales (ya hay más mujeres médicas que hombres, según el Instituto Nacional de Estadística, y en profesiones como la enfermería o la psicología supera el 80%).
Por otro lado, los psicólogos también apuntan que las restricciones han supuesto un grave peligro hacia los derechos de las mujeres. Estos han sido totalmente frágiles a pesar de haber sido conquistados con gran esfuerzo. En esta línea, las mujeres afectadas por la violencia de género han tenido que vivir en “campos de guerra” llamados hogares.
Los psicólogos también apuntan que en momentos de crisis en los que desaparecen los servicios públicos, son las mujeres las que renuncian a su vida profesional parcialmente o total. Aceptan trabajos más precarios y peor remunerados, para dedicarse a cuidar a los hijos y/o personas dependientes.
Es imprescindible que las administraciones incorporen las perspectiva de género para corregir los graves resultados que la pandemia ha dejado en las mujeres, según manifiestan desde el Consejo General de la Psicología.
El manifiesto concluye con que es prioritaria la participación de las mujeres en este proceso. Así lo vivido en la pandemia no quede como un retroceso en los derechos de las mujeres, sino un cambio real hacia la igualdad.