Sin duda ésta es la pregunta más difícil de responder para los especialistas en salud pública. Los expertos insisten en que dependerá de la evolución de la epidemia, la capacidad para hacer pruebas masivas y controlar pormenorizadamente cada caso sospechoso para recomendar de nuevo el aislamiento.
Lo que sí sabemos es que la “vuelta a la normalidad” se hará paulatinamente y tomando muchas precauciones. Esto supone reducir los aforos de los establecimientos y espacios públicos pero, sobre todo, controlar las medidas de higiene.
Los expertos plantean el uso generalizado de mascarillas y guantes y habilitar planos especiales para llevar en el móvil, donde se señalizarán las zonas en las que se detectaron casos en el pasado. Esto implicarán pruebas virales generalizadas.
Un estudio realizado por la Universidad de Harvard ha advertido que, sin vacuna, el aislamiento social deberá mantenerse hasta 2022. Según los científicos, un confinamiento único no detendrá la pandemia, y se requerirán períodos repetidos de distanciamiento social.
A medida que los niveles de transmisión sean lo suficientemente bajos iremos viendo cómo la actividad social se irá abriendo. Según los epidemiólogos, es probable que las personas mayores o con ciertas patologías tengan que prolongar su confinamiento más que las personas jóvenes y sanas.
En el ámbito sanitario se producirán cambios muy importantes. Es decir, los servicios tal y como están funcionando ahora, van a tener que cambiar. Tendrán que existir servicios separados para evitar atender los cuadros respiratorios en el mismo lugar que el resto de enfermedades para que los posibles casos de Covid-19 no compartan salas de espera con quienes más las usan: las personas mayores y vulnerables.
Algunos epidemiólogos también hablan de una posible diferenciación por Comunidades Autónomas. No todas atraviesan el mismo momento de la epidemia, por lo que puede tener sentido que no todas las medidas sean idénticas y al mismo tiempo para ellas.
Para tratar de sostener la economía mundial, el regreso al trabajo es una cuestión a solventar de manera inminente. El criterio que se ha ido aplicando es dar “luz verde” a aquellas profesiones que se puedan realizar al aire libre y donde se puedan mantener más efectivamente las medidas de distanciamiento social, como son el sector de la construcción o sectores muy industriales.
Los especialistas aconsejan alargar el teletrabajo cuanto sea posible. Aunque no sea idóneo para todos, esta medida es realmente capaz de minimizar las consecuencias de procesos con enfermedades infecciosas contagiosas.
Posiblemente volvamos a disfrutar de días de playa y sol pero es razonable pensar que esto se podrá hacer de una manera controlada y sin masificaciones. Disminuir la densidad y las aglomeraciones y, sobre todo, cambiar nuestras prioridades.
Necesitaremos volver a un consumo más responsable. Estamos pasando frente a un fenómeno que nuestra generación no ha vivido nunca. Este virus ha venido para quedarse y hasta que no se consiga una vacuna el riesgo de contagio estará presente en cualquier momento de nuestra vida social.
Hay que aceptar que nuestra vida va a cambiar en los próximos meses y que las concentraciones de manera masiva no podrán volver a repetirse, como los eventos deportivos, conciertos, tiendas llenas de gente… Pero volveremos a salir, volveremos a pasear y a practicar deporte, volveremos a disfrutar de reuniones y de momentos con la familia y los amigos siendo todos responsables y conscientes de los riesgos.