En los últimos años, han sido asesinadas en España por sus maridos, novios o ex parejas, 975 mujeres. Según el informe del Instituto Nacional de Estadística sobre violencia de género del pasado año, el número de víctimas de violencia de género con orden de protección o medidas cautelares inscritas en el Registro fue de 29.008 mujeres. Además, la tasa de víctimas de violencia de género fue de 1,4 por cada 1.000 mujeres de 14 y más años. En Canarias durante el segundo trimestre de 2018 un total de 2.007 denuncias por presuntos casos de Violencia sobre la Mujer (VSM), lo que supone en 6,1% menos en comparación con el mismo periodo de 2017, que se cerró con 2.138 denuncias. Sin embargo, Canarias se sitúa como la quinta comunidad con más denuncias por violencia machista al tener una tasa de 19,46 casos por cada 10.000 mujeres residentes en las islas. Por delante se sitúan Baleares (30), Murcia (22,94), Valencia (21,89) y Cantabria (20,43).
La OMS calcula que alrededor del 35% de mujeres en el mundo han sufrido violencia física y/o sexual de pareja o por terceros en algún momento de su vida. En definitiva, estos alarmantes datos dejan claro que la violencia doméstica es un problema a nivel mundial que requiere atención por parte de las instituciones y también, por qué no, del ámbito más científico.
Ante esta situación, es imposible no plantearse intentar comprender qué ocurre en la mente del agresor. ¿Qué motivos y qué hechos internos y externos hacen que una persona se convierta en maltratador? ¿Por qué buscan la humillación, el control y el aislamiento de la pareja? ¿Cuál es la razón a la falta de miedo a las consecuencias de los actos que tiene un maltratador?