Los volcanes arrojan gases calientes y peligrosos, cenizas, lava y rocas que son poderosamente destructivas. A propósito de la actividad volcánica en La Palma, hemos querido exponer en este artículo los problemas de salud que pueden derivarse de las explosiones volcánicas y las medidas que deben tomar los habitantes para reducir los riesgos de patologías asociadas.
Es importante recalcar que cuando se presta atención a las advertencias, las posibilidades de que una erupción volcánica produzca efectos adversos para la salud son muy bajas. Sin embargo, a continuación señalamos los posibles efectos que se pueden presentar y las medidas a tomar:
Efectos respiratorios:
En algunas erupciones, las partículas de ceniza pueden ser tan finas que se respiran profundamente en los pulmones. Con una alta exposición, incluso las personas sanas experimentarán molestias en el pecho con un aumento de la tos y la irritación. Los síntomas comunes a corto plazo incluyen:
- Irritación y secreción nasal (secreción nasal).
- Irritación de garganta y dolor de garganta, a veces acompañado de tos seca.
- Las personas con molestias preexistentes en el pecho pueden desarrollar síntomas bronquíticos graves que duran algunos días más allá de la exposición a las cenizas (por ejemplo, tos seca, producción de esputo, sibilancias o dificultad para respirar).
- Irritación de las vías respiratorias para personas con asma o bronquitis. Las quejas comunes de las personas con asma incluyen dificultad para respirar, sibilancias y tos.
- Respirar se vuelve incómodo.
¿Cómo puedo protegerme de respirar ceniza volcánica?
Si bien estos efectos a corto plazo generalmente no se consideran dañinos para las personas sin afecciones respiratorias preexistentes, recomendamos que las personas tomen medidas para minimizar su exposición. La inhalación de ceniza volcánica puede ser una molestia y causar malestar, y puede tener consecuencias más graves para la salud de algunas personas. Recomendamos la utilización de mascarillas y la reducción en la medida de lo posible la exposición a las cenizas volcánicas.
La forma más eficaz de reducir la exposición, especialmente para las personas con susceptibilidades particulares (por ejemplo, niños y bebés, personas mayores y aquellos con enfermedades respiratorias (pulmones) o cardiovasculares (corazón y vasos sanguíneos) existentes) es refugiarse en algún lugar alejado de la erupción, idealmente dentro de un edificio donde pueda permanecer en el interior durante algún tiempo.
Es importante tomar medidas para mantener las cenizas fuera del ambiente interior de las viviendas:
- Cerrar puertas y ventanas, siempre que sea posible.
- Si es posible, sellar grandes huecos y espacios al aire libre. Por ejemplo, con cinta y láminas de plástico o toallas enrolladas.
- Intentar establecer un solo punto de entrada / salida para la vivienda.
- No utilizar aparatos (por ejemplo, acondicionadores de aire) que aspiren aire del exterior. Si el ambiente interior está lleno de cenizas, se debe limpiar suavemente la ceniza (por ejemplo, usando paños húmedos).
- No usar aspiradoras, ya que pueden expulsar cenizas finas y devolverlas al espacio interior.
Síntomas oculares e irritación de la piel:
La irritación ocular es un efecto común en la salud, ya que los trozos de partículas pueden causar rasguños dolorosos en la parte frontal del ojo (abrasiones de la córnea) y conjuntivitis. Los usuarios de lentillas de contacto deben ser especialmente conscientes de este problema y no deben usarlas para evitar que se produzca la abrasión de la córnea. En su lugar, deben usarse gafas. Los síntomas comunes incluyen:
- Abrasiones o raspaduras de la córnea
- Conjuntivitis aguda o inflamación del saco conjuntival que rodea el globo ocular debido a la presencia de cenizas, lo que provoca enrojecimiento, ardor en los ojos y fotosensibilidad.
- Los ojos se sienten como si tuvieran partículas extrañas en ellos.
- Los ojos se vuelven dolorosos, pican o están inyectados en sangre.
- Secreción pegajosa o lagrimeo.
Si bien no es común, la ceniza volcánica puede causar irritación en la piel de algunas personas, especialmente si la ceniza es ácida. Los síntomas incluyen:
- Irritación y enrojecimiento de la piel.
- Infecciones secundarias por rascado.
En la mayoría de las situaciones, actuar según unos pocos principios generales reducirá los efectos de las cenizas y facilitará las operaciones de limpieza. Estos principios se aplican a hogares, empresas y comunidades. La recomendación principal es evitar en la medida de lo posible la exposición a las cenizas; uso de mascarillas y gafas de protección para los ojos. Para consultas adicionales siempre es importante consultar con un especialista para obtener recomendaciones personalizadas.
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